Los que nos sentimos mediterráneos necesitamos el buen tiempo para ser felices. Durante el invierno vamos tirando (cada uno como puede), pero en realidad estamos esperando a que suban las temperaturas. Entonces somos otras personas. Si además puedes pisar la playa y reconquistar la paz, notar ese primer sol que pica y la brisa del mar que todo lo ventila, la felicidad parece estar más cerca. Somos así.
A.B.
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