¿Cómo puede existir alguien que nunca en su vida se haya arrepentido de nada? Porque yo, mortal de a pie, a lo largo de la mía me he arrepentido y me sigo arrepintiendo de tantas y tantas cosas que he dejado de hacer o que he hecho y, gracias a arrepentirme, he corregido y sigo corrigiendo las directrices que me llevan a caminar por la vida. Parece ser que esto de arrepentirse es sinónimo de debilidad para muchos. Si no te arrepientes de nada, obviamente tienes licencia para todo, porque en esa frase no cabe la posibilidad de pedir perdón, es decir tú puedes pisotear, hacer daño o engañar sin que tu conciencia, esa voz interior que te modula y corrige, te haga reflexionar. Qué bonito sería que se oyera un “podría haberlo hecho mejor, pero me equivoqué”.
A.B.
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