27.9.13

El yogui Raman (parte 2 de 2)

Con los ojos tapados por el pañuelo, el yogui Raman afianzó los pies en el suelo, tensó el arco con toda su energía y, apuntando hacia la rosa colocada en una de las ramas del roble, disparó.
La flecha cortó el aire, provocando un silbido agudo, pero sin dar en al árbol, fallando por una distancia vergonzosa.
- ¿Le he dado? –preguntó el yogui Raman, quitándose el pañuelo que le cubría los ojos.
- No. Ha fallado el tiro, y por bastante –respondió el discípulo-. Yo pensaba que iba a mostrarme el poder del pensamiento y su capacidad para hacer magia.
- Te voy a dar la lección más importante sobre el poder del pensamiento –respondió Raman-. Cuando quieras una cosa, concéntrate solo en ella: nadie jamás será capaz de dar en un blanco que no consigue ver.
P.C.

24.9.13

107. MULASSES

20.9.13

El yogui Raman (parte 1 de 2)

El yogui Raman era un verdadero maestro en el arte del arco y la flecha. Cierta mañana invitó a su discípulo más querido a presenciar una demostración de su talento. El discípulo ya había visto aquello más de cien veces, pero de todas formas obedeció a su maestro. Se dirigieron al bosque que había junto al monasterio. Al llegar frente a un viejo roble, Raman tomó una de las flores que llevaba en el collar y la puso en una de las ramas del árbol. A continuación abrió su alforja y extrajo tres objetos: un magnífico arco de madera preciosa, una flecha y un pañuelo blanco con bordados de color lila. El yogui se situó a cien pasos del árbol, se volvió hacia su blanco y le pidió al discípulo que le vendase los ojos con el pañuelo. El discípulo hizo lo que el maestro le había ordenado.
- ¿Cuántas veces me has visto practicar el noble y antiguo deporte del arte y la flecha? – preguntó.
- Cada día –respondió el discípulo-. Y siempre lo vi acertar la rosa a una distancia de trescientos pasos.
P.C.

17.9.13

106. YIN-YANG

13.9.13

Arquitecturas bestiales

Arquitecturas bestiales. No solo el hombre tiene dotes arquitectónicas, los animales también. Igual que los cazadores inuits inventaron los iglús para guarecerse de las gélidas temperaturas del Ártico o Alaska, o los bereberes tunecinos de Matmata decidieron tallar la montaña para construir sus casas en roca para estar a salvo del calor, los animales salvajes también han sido capaces de crear estructuras arquitectónicas singulares que les sirven como hogar y los protegen de sus predadores. Y, la mayoría de las veces, recurriendo a trucos ingeniosos. Como el hornero rojo de Sudamérica, un pájaro que construye su nido con barro en forma de horno y lo expone al sol para que se endurezca y sea más resistente. O el castor de Alaska, que teje sus nidos en los lagos con una entrada más profunda de lo normal para evitar que se hiele en invierno. Son solo dos ejemplos de pericia constructiva, pero en el mundo animal hay decenas de casas singulares.
A.E.

10.9.13

105. VOLCÀ

6.9.13

Em disposava a utilitzar

Em disposava a utilitzar una escala mecànica situada en un barri torturat per carrers costeruts i infinits. Un barri pensat per algú que, evidentment, no hi ha viscut mai. Esbufegant, vaig agrair l'enginy. Però al mirar cap avall per trepitjar amb seguretat, una pregunta pintada em va disparar sense avisar. ¿Ets lliure? Qui pregunta si ets lliure, ja sap que no ho ets. Ell tampoc ho és, ¿qui ho és realment? Tots presumim de llibertat, però centenars de fils invisibles ens lliguen a la nostra pròpia vida. Els mateixos fils que ens apuntalen i ens permeten viure. Sense lligams series un globus d'heli. Molt bonic, sí, però acabaries explotant a l'estratosfera. I jo era allà. Pensant tot això mentre l'escala avançava com una cremallera sobre un carrer cosit d'escales. Si fos lliure de veritat, no passaria mai per aquest carrer.
A.B.

3.9.13

104. BÓTA DE VI

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