7.11.09

Le devolvió a los días más felices

Le devolvió a los días más felices de su vida, cuando advertía que un amor sin límites se iba apoderando de todo su ser, embelesada por las palabras de quien le transportaba a un universo ni tan siquiera imaginado y en el que cálidas playas de blanca arena y un mar azul y transparente invitaban a pasarse las horas cara al cielo, sin más esfuerzo que alargar la mano y apoderarse de un gigantesco coco, un enorme pez o una gruesa langosta.
- Allí no existe el dinero… – le aseguró él aun a sabiendas que le costaba trabajo admitir un hecho tan absurdo –. Ni el dinero, ni la propiedad privada, pues son gentes que viven al día de lo que el mar y la tierra les proporciona, y todo lo comparten porque saben que fue puesto allí para el disfrute común. No hay leyes, ni más norma que la de respetar y ayudar al prójimo, puesto que a nadie se le ocurriría robar algo que es tan suyo como de los demás.
A.V.

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