9.5.10

Hay momentos

Hay momentos en los que lo importante es acertar, y otros en los que lo trascendente es no errar. Ese maravilloso bien que es la paz íntima siempre va unido a instantes en los que el acierto o el error no tienen motivos de ser, y menos de ser planteados. Es el vivir sin tener que decidir; es ese rato que puedes dormir despierto en la cama mientras el sol hace horas que trabaja; son esas vacaciones en las que puedes tomar tanta altura sobre lo cotidiano que todo lo ves lejano y pequeño.
Lo bueno de una actitud positiva hacia nosotros mismos es que, poseyendo el más alto valor, no tiene precio. Cuando esos mismos instantes de paz íntima los puedes reproducir durante un rato cualquiera de un día cualquiera (esos que se inician con un histérico despertador y se cierran con un oscuro apaga y vámonos), estás sembrando en tu cerebro las semillas de esa atmósfera pura y sin agujeros que es la paz que no depende de los demás.
Te propongo que lo experimentes. Ahora mismo o en el primer momento de hoy que decidas. Le dices a tu cerebro "necesito 10 minutos de paz", y si se lo dices con fuerza y te aíslas de todo y todos, verás cómo te obedece. Así de fácil. Así cada día. Y si puedes, varias veces al día. Para el cerebro, no hay mejor laboratorio de pastillas de paz que las que tú mismo, con tu actitud, te prepares.
A.B.

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