Qué es mejor

¿Qué es mejor, ordenar la vida para que haya tiempo para todo o, hacer que el reloj no marque las horas? ¿Quién tiene razón, los que veneramos el tiempo o los que prefieren despilfarrarlo? Para contestar estas preguntas, he recurrido a una de mis actividades favoritas: consultar un libro de citas célebres. Ante mi estupor, ganan por goleada los seguidores de esto de enfrentarse al tiempo. Golda Meir, que me habría postado la cabeza a que era una persona muy puntual, dijo, por ejemplo, que tiene uno que gobernar el reloj y no dejarse gobernar por él. Marguerite Duras todavía fue más clara y meridiana; escribió que la mejor manera de llenar el tiempo es malgastarlo. Únicamente el refranero y Charles Darwin parecen estar de acuerdo conmigo en sostener que el tiempo es oro. El autor de El origen de las especies opinaba que el hombre que malgasta una hora de su tiempo no ha descubierto aún el valor de la vida. Y, en cuanto al refranero, ya se sabe eso de que al que madruga Dios lo ayuda, etcétera. De pronto, me topé con una frase que adorna muchos relojes medievales, que no se decanta ni por uno ni por otro, Omnes feriunt, ultima necat (todas las horas hieren, la última mata). A vivir, por tanto, que –seamos puntuales o impuntuales- no son más que días.
C.P.