18.8.12

Viajar

Viajar nunca es una cuestión de dinero, sino de coraje. Pasé gran parte de mi vida recorriendo el mundo como un hippy y, ¿qué dinero tenía entonces? Ninguno. Apenas tenía para el billete, pero aun así creo que fueron algunos de los mejores años de mi juventud: comiendo mal, durmiendo en estaciones de tren, incapaz de comunicarme por culpa del idioma, viéndome obligado a depender de otros incluso para encontrar un techo donde pasar la noche. Después de mucho tiempo en la carretera, escuchando una lengua que no entiendes, usando un dinero cuyo valor no conoces, caminando por calles por las que nunca has pasado, empiezas a darte cuenta de que, enterrado en el fondo de tu subconsciente, hay alguien mucho más interesante, aventurero, abierto al mundo y a las nuevas experiencias. Pero llega un día que dices "¡basta!". Pero no, no basta. Nunca va a bastar. Nuestra vida es un constante viaje. El paisaje varía, la gente cambia, las necesidades se transforman, pero el tren sigue adelante. La vida es el tren, no la estación.
P.C.

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