Hace casi cuarenta años, Bruce Springsteen ya expresaba su pasión por las motos en uno de sus himnos, Born to Run. Desde adolescente, cuando empezó a disfrutarlas por las calles de su Nueva Jersey natal, esta leyenda del rock ha tenido tiempo de adquirir varias Harley Davidson, subastar alguna de ellas, con fines benéficos, y hasta encargar una moto a medida a otro gran músico, Billy Joel, propietario de una tienda y taller de restauración y construcción en Long Island. Como explicó Joel, a Springsteen le gustan las motos "con carácter", como la Kawasaki W650 que se empeñó en probar, "a 5 grados bajo cero", en una visita al local. Motos y rock siguen combinando bien en la vida de este icono, que sorprende con su decimoctavo disco, High Hopes.
A.J.
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